Estimada Comunidad Educativa Pastoral:
No puedo dejar pasar la oportunidad que nos regala Jesús niño por nacer, para llegar a cada uno de los hogares, cuyas familias conforman nuestra comunidad y como lo dice la misma palabra, forman una común unidad en torno a un proyecto educativo inspirado en un legado y basado en valores.
Asumo que hemos cometido errores, los cuales nos permitirán mejorar en el mañana, pero sin ustedes como respaldo de sus hijos e hijas nada se puede realizar.
Se termina otra etapa, que gracias a Dios para la mayoría fue bastante buena, pudiendo en algunos casos, ser mejor. Fue un tiempo de reiniciar conductas pérdidas por dos años de pandemia que harto nos quitó y que costó volver a ser nosotros/as mismos/as.
Felicito sus alcances, las metas logradas y los objetivos vividos. Que Dios ilumine cada una de sus vidas alrededor de la humildad del pesebre donde se coloca y se entrega a ese Señor de la vida, lo mejor y lo no tan bueno que hemos experimentado. Que Él sane algún dolor, revitalice aquello que se vive en familia y nos hace mejores personas. Que la Virgen les haga caminar siempre por el sendero de la verdad, la prudencia y el respeto; puertas que permitirán ser felices por siempre.
Señalar que en la jornada de premiación, quisiéramos felicitarlos a todos, porque todos y todas se merecen que se les otorgue un momento de alegría por los sueños hechos realidad. Dios sabe que lo que no otorga el hombre, lo otorga Él.
Por último y sin opacar estos sinceros deseos, no puedo terminar sin solicitar a los Padres, Madres y/o Apoderados, conversar con sus hijos e hijas, acerca del día de la convivencia, ya que algunos jóvenes rompieron los siete sifones de su baño y otros/as estudiantes, en algunas salas, las dejaron inimaginables de sucias para sus tías y tíos asistentes.
El colegio es su segunda casa y como tal hay que cuidarla como la primera.
Dios quiera haya una verdadera reflexión y sobre todo, mucho Amor para lo que queda de este año y del que viene
Con sincero afecto y gratitud
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