Estimada Comunidad Educativa Pastoral:
Estamos a un mes de terminar un nuevo año escolar y a días del renacer de Jesucristo en nuestras vidas, en medio de un mundo convulsionado, de una sociedad que ha perdido valores dando paso a derechos y olvidando deberes. No ha sido un año fácil y el colegio está inserto en una sociedad que se ha mutado y que sigue transformándose. Les señalo esto, porque deseo entrar en comunicación con ustedes y transmitirles la preocupación que como directora me embarga, y es la perdida de respeto que se está manifestando en forma preocupante a nivel de la diversidad de los estudiantes y que está haciendo mucho daño.
Hago un llamado a la reflexión y a la auto crítica. Coloquemos paz allí donde hay desavenencia; diálogo a los problemas; solución a los conflictos; tolerancia a los infortunios; es decir, seamos portadores de transformaciones de bienaventuranzas.
Queremos un colegio de excelencia y para ello implica la colaboración de todos los actores del sistema. Ello se traduce en seguir los conductos regulares, ir a las fuentes y no dejarse llevar por comentarios mal intencionados que sólo producen dolor, desosiego y daño al lugar donde se educan sus hijos e hijas. Bien sabemos lo que produce un WhatsApp mal intencionado, pero más lamentable es no reconocer y disculparnos cuando nos hacemos partícipes de ellos.
En estos tiempos todo se realiza en base a protocolos, cualquier denuncia que se realice en contra de un estudiante o de un funcionario implica su aplicación. Aquí debemos ser muy responsables ya que la acusación hacia un docente afecta, no sólo a un curso del alumno/a en cuestión si no a todos los cursos que se le han asignado. Si realizamos acusaciones por percepciones y sin sustento es un daño irreparable a la institución, pero sobre todo al docente.
Tengo más de diez licencias médicas de docentes en el día de hoy y lo comparto, porque no se alcanza a cubrir las clases con los docentes de apoyo y en este mes de noviembre no hay docentes para reemplazos; por eso les pido tolerancia y comprensión. Al mismo tiempo, solicito, encarecidamente que supervisen a sus hijos e hijas en horarios de ingreso y salidas del colegio, porque se está produciendo un incremento de estudiantes que llegan a lavarse los dientes, lo que llama mucho la atención del porqué de ello. Con relación a la salida, no todos los alumnos y alumnas, se van inmediatamente a sus hogares, quedándose en las inmediaciones del colegio con el siguiente riesgo que implica, hoy en día, circular por las calles.
Estimados apoderados, tenemos la esperanza y con ello toda la voluntad de mejorar aquello que no se hizo del todo bien o que necesita mejoras para el año 2024 con ayuda de Dios y de cada uno de ustedes. Los seres humanos, más que nunca en estos tiempos necesitamos apoyarnos, acompañarnos y crecer juntos. Los cambios sociales han modificado sustancialmente todo el quehacer humano; sobre todo en nuestros establecimientos educaciones que son representativos de la sociedad que vivimos; por lo que nos llama a la responsabilidad de hacer renacer los valores, base fundamental de la dignidad del hombre de bien. Como institución educativa y de iglesia no podemos avanzar si solo obstaculizamos y no sembramos. Somos responsables de lograr una cultura de amor, fraternidad y de diálogo.
Se nos ha criticado mucho, pero también miremos lo bueno, que gracias a Dios es superior y que nos permite que los estudiantes lo asimilen cada día. Tenemos una gran demanda social que habla de resultados más allá de cifras, pero quienes están dentro no lo valoran.
Les pido cuidar su colegio, sus profesores, sus asistentes; pero sobre todo cuidar a todos los estudiantes sin distinción, quienes tienen historias diferentes y no conocidas, pero que Dios nos llama a realizar el trabajo juntos. Nadie es mejor que otro a los ojos de Dios. La obra de Madre Paulina es diamante y somos millonarios en lo que nos legó y que muchas generaciones lo señalan; sobre todo cuando ya no están acá. El verdadero valor queda en lo intangible.
Sólo les pido conversar en familia, con aquello que el colegio les pide cuando ustedes decidieron matricular sus hijos e hijas en este colegio de María Inmaculada, con un proyecto educativo especial que implica conductas que harán de hombres y mujeres del mañana, seres excepcionales a los ojos de Dios, de ustedes como Padres y de la sociedad que los necesita.
Las personas pasamos y no siempre, somos del gusto de todos; pero mientras respondamos a Dios, a los principios de una verdadera comunión y a una herencia de Madre Paulina, alcanzando sonrisas, ilusiones, satisfacciones en nuestros estudiantes, es porque vamos en la senda trazada, por lo tanto, ante cualquier situación que nos provoque ruido e incluso dolor, decantemos, antes de actuar en pro de mejorar siempre. Está la disposición, la puerta abierta de par en par y la miel sobre la mesa, lo demás está en ustedes.
Que tengan siempre la oportunidad de mirar al cielo y ver la luz que nos regala Dios tanto en el día como en la noche.
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